En
este artículo quiero ofreceros una visión general de los principios
que guían la enseñanza de las lenguas extranjeras en la escuela
Waldorf. Al final del texto encontraréis referencias bibliográficas
para quien quiera profundizar en los objetivos y contenidos concretos
de esta materia. Gracias a estos autores pude diseñar y organizar
mis clases durante los años que fui maestra especialista de inglés.
Espero que también a vosotros os sirvan.
El
propósito esencial de la pedagogía Waldorf es formar personas
libres en cuanto al pensar, al sentir y a la acción: que cada
persona se convierta cada vez más en el ser que es.
Por
ello, el diseño del currículum se basa en un estudio profundo de la
naturaleza humana, observando con atención la adquisición de nuevas
habilidades y el desarrollo de nuevas capacidades que se produce en
cada edad, tanto a nivel cognitivo como emocional.
La
intención con la que se incluyen las lenguas extranjeras desde muy
temprana edad es la de dotar al alumnado de una experiencia
individual de la realidad de otra lengua, es decir, de otra cultura.
El objetivo principal es que puedan expresarse desde otro punto de
vista, que puedan descubrirse a si mismos desde otra perspectiva y,
además, desarrollen apreciación por culturas diferentes a la
propia, valorando la diferencia como algo positivo que enriquece
nuestras vidas.
Se
suelen incluir dos lenguas extranjeras desde el inicio de la etapa
primaria. Esto es así porque las habilidades que se desarrolllan
para aprender una lengua pueden ser generalizadas y sirven para
ambas. El hecho de poder comparar y tener la vivencia de ambas
lenguas enriquece la capacidad comunicativa y los procesos de
aprendizaje.
En
el área de las lenguas extranjeras se tienen muy en cuenta las fases
de adquisición del lenguaje y el aprendizaje de la lecto-escritura
de la lengua materna, además de la disposición natural de aprender
a través de la imitación, el ritmo y el juego según la etapa de
desarrollo.
El
principio de imitación participativa, que es la mayor fuente de
aprendizaje desde el nacimiento hasta los nueve años, es el
fundamento que sostiene la manera de enseñar la lengua durante los
tres primeros años. El maestro habla directamente en la lengua
extranjera, enriqueciendo el lenguaje oral con multitud de gestos,
movimientos y expresiones faciales. Las principales herramientas del
maestro son materiales poéticos como rimas, canciones, poemas,
historias y breves diálogos teatrales. Los alumnos cantan, bailan,
recitan a coro, escenifican y repiten oralmente aquello que el
maestro les muestra. Estas actividades, en lugar de ser algo
secundario, dan forma a la parte principal de la lección.
De
este modo, se sumergen en la lengua extranjera mediante su habilidad
de imitar al maestro y desarrollan las capacidades del habla en una
edad en la que sus órganos de fonación son todavía flexibles para
producir sonidos de otra lengua. La importancia de versos y
trabalenguas en los primeros años no estriba en conocer su
significado, sino en ser capaz de acostumbrarse a producir sonidos y
secuencias de fonemas desconocidos hasta el momento.
Otro
factor importante a la hora de organizar la lección es el arte del
equilibrio. Steiner destacó la importancia de alternar fases de
actividad productiva o exteriorización, usualmente en movimiento,
con momentos de escucha atenta o interiorización. En el plano
práctico esto implica que, actividades como rimas sobre acciones,
juegos de dedos o juegos cantados se alternan con momentos de escucha
atenta, como por ejemplo, cuando el maestro narra una historia
acompañada de gestos.
Este
equilibrio hace que no haya cansancio, el cambio de estar activo y en
movimiento a escuchar y comprender en silencio es como una
respiración que ayuda a integrar con mayor facilidad los contenidos.
De hecho, es considerado un factor clave en el éxito del aprendizaje
de lenguas extranjeras.
La
comprensión durante los tres primeros años es más bien espontánea
y emocional, se comprenderán los gestos más que las palabras, y
pueden tener la sensación de que entienden aunque no lo hagan de
forma literal. El uso repetido de palabras y estructuras en contextos
comunicativos divertidos, consigue que se recuerden sin esfuerzo y
sin necesidad de memorización.
Producir
una impresión en los sentidos es más efectivo que enfatizar la
comprensión exacta, pues el lenguaje que sea adquirido de esta
manera encontrará su significado exacto más adelante de forma
coherente y duradera. Recordemos que el principio pedagógico básico
de la pedagogía Waldorf es el aprendizaje a través de la emoción y
la experiencia.
Es
importante evitar en lo posible la traducción literal, palabra por
palabra, en la que se pierde por completo el concepto original, la
imagen que la palabra extranjera crea en nuestra imaginación. Cada
idioma tiene un ambiente sonoro y pictórico que no es traducible y
es eso lo que queremos captar, para que poder “vivir” en la nueva
lengua y que esta no se convierta en una sombra de la lengua nativa.
Se
promueve la comprensión mediante el contexto, gestos significativos
y otras expresiones no verbales. Incluso en los cursos superiores,
Steiner percibe la traducción como algo no muy útil y poco acertado
en la mayoría de las ocasiones.
Se
utiliza la lengua extranjera como vehículo de comunicación en el
aula en la medida de lo posible. Mediante el esfuerzo que los alumnos
tienen que hacer para sobrellevar la frustración momentánea de la
falta de comprensión, aprenden a ser tolerantes con la ambigüedad,
capacidad que es ampliamente reconocida como una de las más útiles
a la hora de aprender una lengua extranjera. Cuando somos capaces de
seguir escuchando a pesar de no entender cada palabra, en algún
momento llega una frase que sí entendemos y da sentido a todo lo
anterior.
No
se utilizan medios audiovisuales en general, pues se considera que
los medios audiovisuales suelen dificultar el desarrollo de la
imaginación, facultad esencial para un desarrollo sano del
individuo. Esto puede ser revisado en función de cada situación
concreta y de las necesidades de los alumnos.
Cada
lección tiene una estructura estable que empieza con una parte
rítmica, pasa a la actividad central y termina con la narración.
Esto ayuda a la clase a concentrarse y comprender mejor lo que
sucede. Hablamos sólo del orden y la estructura, no de los
contenidos, que deben ser variados para fomentar el entusiasmo de lo
nuevo y la atención.
En
los primeros años, la parte rítmica suele ocupar la mayor parte de
la lección. En cuanto a la narración, es interesante utilizar
textos que ya se han trabajado en la clase principal para la clase de
lengua extranjera, pues se hace referencia a una misma imagen desde
dos lenguas diferentes, dando lugar a procesos asociativos que
refuerzan el aprendizaje, tanto del contenido como del significado de
la propia lengua. Además, esto permite que el alumnado pueda
descubrir el significado de la lengua por medio de su propia
actividad interior de relacionar y percibir en un contexto concreto,
teniendo como resultado un aprendizaje mucho más profundo y
duradero.
En
vez de utilizar libros de texto, se elaboran cuadernos individuales
en los que plasman las experiencias vividas en el aula. Durante los
tres primeros años son completamente pictóricos. La escritura se
reserva hasta que ha sido totalmente asimilada en la lengua materna,
para que no haya interferencias fonéticas que dificulten el
aprendizaje de la ortografía. Esto suele ocurrir a finales de la
tercera clase.
Es
por ello que, hasta la cuarta clase, la lengua extranjera se
introduce exclusivamente de forma oral y auditiva. Este amplio
periodo ofrece la oportunidad de asimilar e integrar el lenguaje oral
y familiarizarse con su ritmo y entonación. Es preciso saber
utilizar el lenguaje de forma comunicativa antes de aprender a
deletrear.
Es
entonces también cuando se introduce la gramática y la escritura,
se empieza a prestar atención a la naturaleza estructural y lógica
del lenguaje. Al tener un gran bagaje oral, los alumnos encuentran
ejemplos vivos de las reglas inherentes del lenguaje y son capaces de
deducir esas reglas por sí mismos. La escritura se trabaja mediante
creativas tareas de comunicación escrita que tengan un sentido real.
Cuando son capaces de leer con fluidez su propia producción
escrita, se inicia también la lectura de textos literarios en la
lengua extranjera.
Concluiremos
diciendo que una lengua extranjera aporta una cultura única,
irrepetible. Expresa una manera de ser, que va ligada a un modo de
percibir y sentir el mundo. Es un gran reto para los docentes, pues
solo desde una vivencia personal se puede trasmitir verdaderamente.
Cuando se consigue, la clase vibra en esa nueva cultura y se
despierta una afinidad profunda que hará que el aprendizaje de esta
lengua sea una experiencia indeleble para toda la vida.
Sara
Justo Fernández
Formadora
de maestros. Especialista en pedagogía Waldorf.
BIBLIOGRAFÍA
-
“Teaching English to Teens and Preteens”
Ed. Evesin, 2007. Alec Templeton.
-“A
creative approach to Foreign Language for Waldorf Teachers”.
Artículo escrito por René M. Querido.
-“Distinctive
Features of the Waldorf Approach to Teaching Foreign Languages at
Lower Primary Level”. Katerina Dvorakova. 2005. Pedagogical
Faculty, University of South Bohemia, Ceské Budejovice.
-
“Teaching English in a Waldorf School”.
Language teachers from the Foti Szabad Waldorf Iskola. Slovakia.
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